Ya es hora de que nos interesemos por los autores vascos

February 7, 2021
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Pequeño recordatorio del estatuto de las lenguas en los estados centralizados.

Históricamente, por razones políticas y administrativas la mayoría de los estados impusieron el uso de una sola lengua[1]como lengua oficial.

La obligación de usar la lengua nacional en la administración y en las escuelas será en detrimento de las lenguas minoritarias que tendrán a extinguirse paulatinamente, primero en las ciudades en las que el conocimiento de la lengua nacional es imprescindible para conseguir un empleo y subir en la escala social.

En las zonas rurales, según sus importancias y las épocas gracias también a la labor de unos intelectuales concientes del caso, algunas lenguas regionales renacieron por razones de salvaguardia de un patrimonio (occitano, valón…), o de reivinticaciones independistas (Córsica, Bélgica, España…)

En Españaal igual que el francés en Francia, el castellano es obligatorio desde los Decreto s de Nueva Planta de Philippe V en 1707.

Sin embargo, a diferencia de Francia, España adoptará una actitud más flexible por lo menos hasta 1939, cuando Franco, que había comprendido bien que imponer una lengua era también imponer una manera de pensar, prohibió cualquier tipo de manifestaciones en lenguas regionales.

Con la muerte de Franco y los primeros años de la Transición, muchos factores de cambio van a aparecer preparando el camino para la democracia, particularmente en el terreno de las lenguas minoritarias: la Constitución de 1978[2], la Ley fundamental de 1982, la ratificación en 2001 de la Carta europea de las lenguas regionales o minoritarias[3].

Más tarde, en lo que se refiere al País Vasco, se añade el anuncio del cese definitivo y unilateral de la lucha armada en 2011, seguida en 2018 de la disolución oficial de la ETA.

Ese conjunto de principios y normas y el inmenso éxito comercial de Patria de Fernando Aramburu han contribuido a volver a dar un rostro a la novela vasca aún escasamente conocida por el lectorado extrangero, con excepción de autores consagrados de origen vasco como Pio Baroja o Miguel de Unamuno[4], autores ineludibles para los estudiantes hispanistas. Ambos pertenecieron a la llamada generación del 98, Pio Baroja fue miembro de la Academia española y Unamno rector de la Universidad de Salamanca.

Desde luego están considerados como autores espagnoles.[5]

Sin embargo, la literatura vasca contemporánea no tuvo que esperar a Aramburu para darse a conocer.Ya en los últimos años del siglo pasado y en los primeros del siglo XXI, hubo Ramiro Pinilla[6], autor vasco de lengua española también cuya novela Las Ciegas hormigas fue traducida al francès en 1962 y luego a muchos idiomas, y La higuera, una novela destacable en el marco del « Deber de memoria ».

El auge de una literatura vasca en euskara se situa sobre todo durante los últimos veinticincoaños del siglo pasado hasta la fecha de hoy con Ehun metro de Ramón Saizarbitoria (1976), Y Dios en la última playa, de Cristóbal Zaragoza (1981), El cuadermo rojode Arrantxa Urretabizkaia (1998), las novelas de Jon Arretxe… Se tratará de esos autores más adelante.

Pero el primer autor de lengua vasca cuyas novelas franquearon las fronteras no sólo de Euskadi sino también de España fue Bernardo Atxaga, autor vasco de lengua vasca, seudónimo de José Irazu Garmendia[7].

Para entender mejor su trajectoria literaria, hay que volver a sumergirse en el clima geopolítico de la época.

Con todo, el uso del vasco, como todas las lenguas minoritarias, iba perdiéndose más en particular en en las clases ciudadanas de rango social elevado. Ese fenómeno afectó a casi todas las lenguas minoritarias.

Sin embargo, por lo menos existía algo para que los niños aprendieran el euskara, las » ikastolas”, escuelas asociativas nacidas en 1914 en las que la enseñanza se hacía en lengua vasca. Durante el franquismo, siguieron funcionando en la clandestinidad.

En los años ochenta, el sistema educativo vasco integró el euskara con la Ley básica de normalización del uso del euskara del 24 de noviembre 1982.

En aquellos años, Atxaga escribía poesías y libros infantiles, libros cuyas historias situaba en un contexto independista como Behi euskaldun baten memoriak, Pamplona, Pamiela[8], 1991, Memoria de una vaca, Ed.SM, 1992 (Mémoires d’une vache, Gallimard, 1994) en la que Mo, una vaca se acuerda de la guerra y del ambiente de los maquis.

Pero es la concesión del premio nacional de literatura de España en 1989 por su obra Obabakoak, publicada en euzkara en la editorial Erein Argitaletxea de San Sebastián en 1988 y traducida al castellano por Atxaga mismo en Ediciones B., en 1989, que va a darle una fama internacional sacando a la luz la literatura vasca al mismo tiempo.

Obabakoak,se tradujo a varios idiomas y fue llevada al ciné por Montxo Armendáriz en 2011.

Obabakoak es es un conjunto de veintiseis historias independientes que ocurren en el mundo mítico d’Obaba, un lugar imaginario, que se refiere al mundo rural vasco.

La historia de la novela siguiente, El hombre solo, Pamiela, 1993, versión vasca y Ediciones B., version española, 1994, se desarrolla en cinco días durante el mundial de fútbol organizado por España en 1982.

Está diseñada sobre el modelo del thriller en el que un bandidado retirado es contactado por antiguos cómplices, con la diferencia de que en esta novela el papel del bandido retirado lo desempeña un antiguo activista de la « l’Organisación », cuyo verdadero nombre nunca se cita. Se identifica como el « El hombre al que todos llamaban Carlos »[9]y se sabe que había sido indultado a finales de la época franquista.

Ese Carlos lleva una vida tranquila en Cataluña en el hotel-restaurante que dirije con dos ex-combatientes. Aloja al équipo polaco y a sus guardias de seguridad. Debido al mundial, los controles en las carreteras son frecuentes. Al mismo tiempo alberga a dos activistas buscados por la policía. Esa cohabitación inopinada genera un malestar e incluso un ambiente de tensión por los riesgos que hace correr a Carlos y a sus compañeros.

Si alberga a esos activistas, no es por convicción sino para prestar servicio a la Organisación que le pidió que los escondiera temporalmente.

Ese “servicio” no lo compromete en absoluto a reanudir con la causa : « Ahora os escondo, de acuerdo, porque cuando me lo pidieron me pareció que debía hacerlo. Pero no es una decisión que valga para siempre. Quizá la próxima vezno acepte la promesa. Tenéis que convenceros de eso. Yo no pertenezco a la organisación. Lo siento pero así es. »[10]

Ese paréntesis en su vida le hace recordar cosas de su pasado, un pasado que creía haber dejado de lado definitivamente y que lo ha convertido en un hombre solo.

La distancia y los acontecimientos en los que está sumido lo llevan a cuestionar su pasado de activista, en particular cuando vuelve a leer las cartas que le mandaba su hermano cuando estaba encarcelado, cartas que fueron causa de su ruptura con ese hermano. Mirando hacía atrás vuelve a leer esas cartas desde una perspectiva diferente particularmente ésta : Hace unos días vi en un panfleto una foto del día de vuestro juicio, todos con el puño en alto y – según decía el pie de la foto – cantando la canción del soldado vasco : Eusko gudariak gara Euskadi askatzeco gerturik daukagu odola bere alde emateco…[11]Pues llegará el día en el que a esa canción no le encuentres ningún brillo.A ti, ahora, te paracerá increíble, pero piensa Carlos, en los pinos de Navidad. Ves los pinos de Navidad con sus liuces y sus adornos colgados, y no parece que al cabo de dos semanas vayan a esta en la basura. Os pasará lo mismo con vuestros cantos y vuestras ideas.

Aquellas líneas de su hermano y otras parecidas le ponían furioso cuando las leía en la cárcel le parecían una descripcíón de si trayectoria. [12]

Dos hermanos, San Sebastián, Erein, 1985, luego Ollero y Ramos, 1995, cuenta la historia des dos hermanos huérfanos, Daniel, una mente poco desarrollada en un cuerpo de gigante con apetitos sexuales desmesurados y Paulo inteligente y seductor que tiene que cuidar de su hermano.

La historia se desarrolla en Obaba y se termina en tragedia por culpa de la estupidez y de la maldad de la gente.

La originalidad de la novela reside en su concepción en la que el narrador es sustituido por una ardilla, una oca, una serpiente lo que le refiere a veces un aspecto de fábula.

«Era una mujer de treinta y siete años que había pasado la última parte de su vida en prisión». Así empieza Esos cielos, Erein, 1995, Ediciones B., 1996, traducida de una versión más corta en euskara, (Zeru horiek, 1995)

Se trata de una novela relativamente corta (menos de 150 páginas), pero de una gran densidad que reconstruye el viaje en autobús de línea de una antigua militante de la ETA, una “arrepentida”.

La historia se derrolla el tiempo del recorrido de Barcelona a Bilbao, en el espacio cerrado de un autobús de de línea.

La narradora, con o sin razón, se siente vigilada por la gente que la rodea, los choferes, las azafatas, los dos policías, las dos religiosas…

Durante el viaje a compás de las sacudidas y del runrún del autobús, sueña con acontecimientos de su pasado de activista y, cuando los movimientos bruscos la despiertan, vuelve a la realidad y piensa en su futuro, en el porvenir que la espera, en las ineludibles acusaciones de traición que va a sufrir, en las dificultades y en los problemas que tendrá que afrentar para encontrar empleo.

Según las alternancias entre los sueños y los pensamientos de la narradora, la novela se organiza como una cadena de fragmentos de dialogos que recuerda, de cartas recibidas o mandadas[13], de poemas que había leido, de canciones que había tarareado, de reflexiones que le sugieren los avatares del viaje.

Una consecuencia de esa construcción da lugar a una escritura muy poética. No hay que olvidar que antés de escribir novelas, Atxaga se dio a conocer en la esfera de la poética en euskara.

Desde el punto de vista político-histórico Atxaga permite entender mejor la situación de los “arrepentidos” que en Obabakoak, aproximándose a ella desde otra perspectiva.

El hijo del acordeonista, Alfaguara, 2004 es una novela más ambiciosa, más compleja también que cuenta sucesos que se escalonan en un plazo de casi medio siglo, de 1957, cuando los dos protagonistas David y Joseba se encontraron en los primeros cursos escolares en la escuela de Obaba hasta la muerte de David en California en 1999.

El joven David, el hijo del acordeonista se ha enterado de que su padre era un fascista que participó a la ejecución de los maestros y de los presuntos “rojos” de Obaba.

Profundamente vinculado con su tierra y su lengua, David militó en grupúsculos independistas incluso en las filas de la ETA, sin que esa este mencionada.

Finalmente emigró a los Estados Unidos en donde se casó y empezó a escribir en la “vieja lengua”, es decir en euzkara, un libro autobiográfico destinado a sus hijas en el marco de la necesidad de dejar memoria para los hijos. Joseba asumirá su deber de reescribir y completar ese libro.

Otras historias se intercalan en el libro de David.

Sin ser una reconstitución de acontecimientos reales de la historia del PaísVasco, el libro, al amparo de la ficción, recuerda el destino de esa nación, la añoranza de una lengua a la que está vinculada y que corre el riesgo de desaparecer, la concienciación de los errores cometidos por los políticos. « Je n’y parle pas de politique en soi, mais des dégâts qu’elle produit sur l’individu et sur son entourage » decía Atxaga en una entrevista con Rosa Mora.[14]

Atxaga es un militante más lingüístico que político y si la ETA está presente en algunas de sus obras, es sin nombrarla.

Con El hijo del acordeonistase termina el ciclo d’Obaba.

Cambia de temática, de época y de lugar al situar la historia de su novela siguiente Siete casas en Francia, Alfaguara, 2009, a principios del siglo pasado en la selva profunda, a la orilla del río Congo en una pequeña guarnición ocupada por un destacamento de la Fuerza Pública del rey Leopoldo II de Bélgica.

Las misiones de aquel destacamento consisten en asegurar el control de la recolección del caucho y de la explotación forestal, en perseguir a los recolectores que dejan el trabajo y en impedir que los rebeldes se aproximen a las instalaciones.

En aquel clima tropical perturbado sólo por los aullidos de los mandriles, las lluvias y los mosquitos, el miedo a los guepardos, a las serpientes mamba y a los rebeldes, los oficiales pasan la mayor parte de sus día al abrigo de la guarnición. Matan el aburrimiento bebiendo, acostándose con negritas, organizando competiciones de tiro cuyas dianas son los mandiles o pensando en las maneras de enriquecerse antés de volver a Bélgica vendiendo por cuenta propia cargamentos de caucho y de madera noble.

La llegada de un joven oficial va a romper esa monotonía. Si se diferencia por sus calidades de tirador- lo que genera envidia en sus compañeros– se desmarca también por su piedad, consecuencia de la influencia ambigua de un cura y sobre todo por su falta de interés por las mujeres.

Desde luego, su comportamiento en aquel ambiente falócrata de los cuarteles lo convierte en sospechoso de homosexual. Sin embargo la verdadera razón es que tiene miedo en caer en pecado, mientras que sus compañeros temen contraer enfermedades venéreas.

La novela se termina con un desenlace trágico.

La historia se desarrolla con el trasfondo de esclavagismo y de la explotación inhumana, muchas veces sanguinaria, de los indígenas. (se solía cortar las manosa los que trataban de huir) únicamente para provecho del rey Leopoldo II de Bélgica, único proprietario de un territorio tan vasto como rico que pasará a ser belga sólo en 1908.

Continuará

[1] Sin embargo, a partir de los siglos XIX y XX, algunos estados haciendo caso lenguas minoritarias importantes o influyentes otorgaron el estatuto de lenguas nacionales a dos o tres lenguas (Bélgica, Finlandia,), hasta cuatro (Suiza).

[2] Al mismo tiempo que la Constituciónde 1978 recordaba que el castellano era la lengua oficial de España, otorgaba un estatuto de « lenguas cooficiales » a algunas lenguas minoritarias..

[3] La ratificaciónde la Carta europeade lenguas regionales o minoritarias en España reconoce como « lenguas oficiales » » el catalán (català), el gallego (galego) y el vasco (euskara)dentro de los estatutos de las Autonomíasde las Comunidades Autónomas.

[4] El destino de Miguel de Unamuno pudo tomar otras víasde conseguir el puesto de profesor de langua vasca en Bilbao, función que postuló antes de irse a Salamanque en donde será catedráticode griego en la universidad y luego rector de la misma universidad.

[5] A partir de ahora se distinguirá a los autores entre vascos de lengua española y vascos de lengua euskara.

[6] Ramiro Pinilla (1923-2014) es el autor de Antonio B… « el Rojo », ciudadano de tercera,1977, reeditado en 2007 con el título Antonio B. el Ruso, ciudadano de tercera,de una trilogía policíaca (Cadáveres en la playa, El cementero vacío,Sólo un muerto más) y de una amplia trilogíasobre el Paísvasco, Verdes valles, colinas rojas, Tusquets, 2004-2005

[7] Puesto que el régimen franquista prohibíalas manifestaciones culturales en euskara, los autores que desafiaronla ley se escondían bajo la cubierta de un seudónimo..

[8] Cabe destacar en este contexto la funcióncapital que cumplieron– y siguen cumpliendo – la labor de promoción dela literatura vasca, las editoriales Pamiela y Erein. También hay que señalar los festivales de novelas negras de Bruma Negraen Plentzia y Pamplona negrafundados en 2012 y 2015, respectivamente.

[9] B. Axtaga, El hombre solo, ed. B. ,1998, p. 9.

[10] B. Axtaga,Ibid., p. 46.

[11] Somos soldados vascos por la libertad de Euskadi/ Estamos dispuestos a derramar nuestra sangre por el

[12] B. Axtaga, El hombre solo, p. 280.

[13] En particular la carta que mandó a Andoni, p.26.

[14] Le Courrier international, n° 725, 23 sept. 2004. « No hablo de Política en si sino de los estragos que produce en el individuo y en su entorno.”

BIBLIOGRAFÍA

Ur Apalategui, De la contradiction des « littératures minoritaires » : Bernardo Atxaga, l’invention de l’écrivain basque », Socio-anthropologie,8 | 2000.

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