Jon ARRETXE, Desconfía

February 7, 2021
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Jon ARRETXE, Desconfía, Erein, 2020 [Méfie-toi]

Esta es la séptima entrega de la saga Touré. Desconfía, al igual de cada una de las novelas anteriores, se puede leer por separado. Las alusiones a episodios de esas novelas se entienden fácilmente por el contexto.

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París 2020. La catedral de Notre Dame está en llamas. Cientos de curiosos contemplan espectáculo con asombro

Touré, que ahora está en París, la ciudad donde vivía su hija, circula entre esta multitud de curiosos, no para el espectáculo, sino para sacar las carteras de esas personas que de repente han olvidado todas las medidas de seguridad que se recuerdan sin cesar a los turistas. Opera en compañía de Yarelis, una de las prostitutas del burdel que huyó de España con él. (cfr. No digas nada).

Esta nueva ocupación de Touré, en una ciudad tan turística como París, es rentable. Touré es rico, puede finalmente enviar dinero a su familia, no se niega nada, lleva ropa de marca, frecuenta los buenos restaurantes, asiste a las revistas del Moulin Rouge matando dos pájaros de un tiro: enjuagarse los ojos y quitar algunas carteras al pasar.

Vive en la zona de Barbès conocida como «La Goutte d’Or», una zona multicultural donde puede pasar desapercibido, al menos eso es lo que imagina porque la elegancia de su ropa en este ambiente interlope ha atraído la atención de dos policías Perrot y Martínez, francés de origen mahgrebino. Ambos fueron expulsados de La Crime (La Brigada Criminal) y se les encomendó la seguridad de la zona.

Matan el tiempo comiendo kebabs, bebiendo cervezas en las terrazas de los bares observando a la gente o poniendo obstáculos en las ruedas de los pequeños delincuentes y de los vagabundos.

Touré queda atrapado por su reputación de detective y se le confía la misión de encontrar a Zoila, una joven prostituta que ha desaparecido, sin duda secuestrada por la mafia china que se ha concedido el monopolio del comercio de la prostitución, de la droga y del préstamo de dinero en el barrio.

Touré, siempre dispuesto a prestar servicio, promete encontrarla. Es el comienzo de los problemas.

La comunicación con los chinos es difícil, por no decir imposible, ya que su conocimiento de la lengua francesa es muy aleatorio y sólo se activa en función de sus intereses inmediatos. Elige como punto de caída Le Relais, un local de apuestas mantenido por Gabriela siempre bien informada, en particular, de los apostadores compulsivos que piden prestado dinero a los chinos. Es allí, gracias a Gabriela, que conoce a un jugador chino adictivo, eterno perdedor, endeudado hasta el

cuello y que acaba de ser golpeado seriamente por sus acreedores. Como Toure le prometió pagar sus deudas, se convirtió en su agente de inteligencia.

Su búsqueda de Zoila será suspendida momentáneamente por otra misión encargada por los dos policías que saben todo sobre su pasado y que no le quitan los ojos de encima. Le anuncian que han identificado y localizado al jefe de la mafia nigeriana que organizó la violación y el asesinato de la hija de Touré. (véase Sombras de la nada).

Puesto que se trata de un individuo muy peligroso que inspira miedo a los habitantes del barrio Perrot y Martínez, no se arriesgan a intervenir. Encargan a Touré de resolver el caso en una operación cuidadosamente preparada por ellos... lo que dará lugar a algunas páginas de ruido y furia de la que Arretxe tiene el secreto.

No añado más. Dejo dejo al lector el placer de descubrir por sí mismo cómo Touré conseguirá (o no conseguirá) resolver sus problemas con los chinos, los nigerianos y la policía parisina…y consigo mismo.

Arretxe fue a buscar a esos dos policías en una de sus primeras incursiones en el género de la novela negra, Morto vivace publicado en lengua vasca en 2007 (mucho antes de la saga de Touré) y en 2015 en su traducción al español.

¿El regreso de Perrot y Martínez augura que se convertirán en protagonistas de una nueva serie ? Puede ser. El futuro lo dirá

Lectura aperitiva

Una humareda espesa nubla el cielo mientras miles de personas observan boquiabiertas cómo se elevan las llamas. No puedan dar crédito a lo que están viendo el fuego devorando las torres gemelas de Notre Dame. Montones de guiris se apelotonan a orillas del Sena, móvil en alto, intentando captar el sobrecogedor momento, grabando y haciéndose selfies compulsivamente. La gente murmura, se habla de un posible accidente, pero en la mente de todos acecha la duda de si este incendio no será el resultado de un atentado yihadista. ¡Quién sabe! sea lo que sea, a Yarelis y a mí nos trae sin cuidado cómo ha empezado todo esto. Nosotros nos frotamos las manos mientras el resto del mundo se las lleva a la cabeza : ¡qué desastre!, ¡vaya desgracia!...

Yarelis se va abriendo paso entre la multitud, siempre colándose por los espacios más estrechos. Cuanta más gente haya, mejor. Un « disculpe », un « perdón »…, apenas un gesto rápido y unos dedos que se pierden por alguna rendija. Detrás voy yo, recogiendo con disimulo, una tras otra, las carteas que ella me va pasando, vaciándolas y dejándolas caer entre los pies de la gente sin que nadie se entere de nada. Todos están hipnotizados por las llamas.

Seguimos a lo nuestro como si fuéramos invisibles, hasta que finalmente escuchamos un lamento: “¡mi cartera!” Toca retirada, pero no importa, tengo los bolsillos llenos de billetes, podeos irnos satisfechos. De hecho, creo que acabamos de batir todos lo récords.

Nos alejamos por la orilla del río como si tal cosa, nadie nos molesta. En cualquier otro lugar diéramos la nota, pero aquí en París, un negro y una mulata no llaman la atención. Además, nuestro aspecto es tan digno como el de cualquier parisino repetable, de algo tenían toda la pasta y el tiempo invertidos en peluquerías y boutiques de mode. Con dinero, hasta el más pringado puede dar el pego y parecer un aristócrata

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