La última obra de Vargas Llosa ha aparecido en plena pandemia y, por lo tanto, aún no ha sido traducida al francés.
Forma parte de los libros políticos, concebido como una mezcla entre ensayo y novela histórica sobre las luchas de poder para dirigir estas pseudo-repúblicas bananeras cuyo parangon es el guatemalteco dirigido bajo la mano por la poderosa United fruta.
Y el presidente que tuvo la mala idea de cuestionar el papel de esta multinacional y establecer un esbozo de democracia será expulsado pronto del poder como lo fue el Coronel Arbenz en 1958, tener el descaro de lanzar una reforma agraria al principio de su efímera presidencia e imaginar de hacer entrar al United Fruit en la legalidad obligándola a pagar impuestos, a respetar a los obreros y a admitir la existencia de sindicatos
Esta crónica de la muerte anunciada de una democracia en América Latina ha sido narrada admirablemente por Miquel Ángel Asturias en Week-End en Guatemala, Albin Michel, 1959, de la que aconsejo la (re)lectura
Vargas Llosa vuelve sobre estos episodios descubriendo entre bastidores las rivalidades tanto privadas como políticas,la omnipresencia de Estados Unidos y de los hermanos Dulles, la complicidad de una prensa manipulada y las precauciones que tomaron los «gringos» para que las Naciones Unidas no los acusaran de ser los verdaderos ejecutores (y sobre todo los financieros) de la futura guerra de liberación de la primera república comunista al servicio de Moscú en América Latina. Incluso se le presta la intención de apoderarse del Canal de Panamá.
Estados Unidos siempre puede contar con la United Fruit, pero también con la ayuda de los países vecinos (La República Dominicana de Trujillo, Nicaragua de Somoza, El Salvador, que se resiste un poco a seguir el movimiento, y Honduras que albergará campos de entrenamiento en su territorio...)
También se habla en esta crónica del racismo de los dirigentes, ya sean mandatarios políticos o pequeños empresarios.
Y, por supuesto, corrupción a todos los niveles.
